El FC Barcelona vive una paradoja inesperada. El equipo de Hansi Flick mantiene una identidad ofensiva reconocible, dinámica y ambiciosa, pero la solidez defensiva —uno de los pilares del proyecto— se ha venido abajo. El Barça ya no intimida sin balón como la temporada pasada, y eso ha disparado todas las alarmas.

Consciente de la situación, Flick ha situado la defensa en el centro de su trabajo diario. Su objetivo es volver a construir un bloque compacto, sincronizado y capaz de controlar los partidos desde la presión, tal como funcionaba en el inicio de su etapa.

La pantalla gigante: el aula táctica donde se corrigen los errores

En los entrenamientos, la escena se repite cada día: el cuerpo técnico detiene la sesión, la gran pantalla del campo se enciende y aparecen secuencias recientes de partidos. Allí, Flick y su asistente especializado en la defensa, Heiko Westermann, analizan cada movimiento: cuándo la línea dio un paso adelante tarde, qué jugador se desajustó o cómo una mala postura corporal abrió un pasillo por dentro.

El Barça trabaja sobre tres ideas fundamentales:

Saber cuándo adelantar y cuándo retroceder.

Mantener una orientación corporal óptima para anticipar o correr hacia atrás.

Coordinar cada avance con la línea de mediocampo.

El objetivo es recuperar esa precisión quirúrgica que llevó al equipo a atrapar rivales al fuera de juego como ningún otro en Europa.

De muro infranqueable a equipo vulnerable: los números que asustan

Los datos hablan solos. La temporada pasada, en el mismo tramo de 16 partidos, el Barça había provocado 105 fueras de juego. Este año el número ha caído de forma drástica, y la consecuencia es clara: más rivales superan la línea defensiva.

A eso se suma un dato que preocupa aún más: el equipo ya ha recibido seis goles más que a estas alturas de la temporada anterior. Un salto negativo que refleja cómo el sistema se ha debilitado.

La causa principal no está solo en los defensores. El problema empieza antes.

El gol de Mbappé, la jugada que reveló todos los fallos

El tanto de Kylian Mbappé en el último Clásico se ha convertido en el ejemplo perfecto de lo que no funciona. En esa acción, Jude Bellingham tiene varios segundos para recibir, girarse y filtrar el pase.

Nadie presiona con intensidad.
El mediocampo llega tarde.
La defensa duda entre subir o retroceder.

La jugada destapó el origen de la crisis: sin una presión agresiva del mediocampo y los delanteros, la defensa adelantada se convierte en un arma de doble filo.

Pressing irregular, pérdidas peligrosas y un equipo demasiado largo

El Barcelona ha perdido sincronía en su presión alta. Cuando uno de los delanteros salta tarde o un mediocentro no acompaña, el rival encuentra espacio para pensar y lanzar.

Esta temporada se han repetido patrones claros:

Pérdidas en zonas donde el equipo está muy abierto.

Saltos individuales sin apoyo colectivo.

Distancias demasiado grandes entre líneas.

Todo eso provoca que la defensa tenga que correr hacia atrás con muchos metros por cubrir, una situación que Flick quiere erradicar de inmediato.

Porteros convertidos en líberos: un rol tan necesario como arriesgado

En un sistema que obliga a defender 15 o 20 metros por delante de lo habitual, los porteros se convierten en piezas clave. Joan García y Wojciech Szczęsny figuran entre los guardametas con más acciones fuera del área en las grandes ligas, una señal clara de cuánto exige este modelo.

El preparador de porteros, José Ramón de la Fuente, trabaja intensamente en vídeo y análisis para perfeccionar el timing de las salidas, las coberturas y la lectura de los balones a la espalda. Flick supervisa personalmente este trabajo, consciente de que un segundo de duda puede costar un gol.

El plan de Flick: reconstruir la solidez sin renunciar al estilo

Para recuperar la estabilidad defensiva, el Barça ha activado un plan dividido en varias líneas:

1. Reorganizar la línea defensiva

Más comunicación, más automatismos y una lectura colectiva del momento de adelantar o esperar.

2. Aumentar la agresividad sin balón

Si el Barça no asfixia al rival, el sistema pierde sentido. Flick quiere un equipo que recupere arriba con la precisión del año anterior.

3. Gestionar mejor el riesgo

Evitar pérdidas en zonas centrales y mantener una estructura equilibrada incluso cuando se ataca.

4. Revisar en vídeo cada detalle

La pantalla gigante es ahora parte fundamental del método: se corrige, se ajusta y se vuelve a practicar.

¿Puede el Barça volver a ser un equipo fiable atrás?

El problema está detectado y el trabajo ya está en marcha. El Barcelona tiene argumentos para volver a ser sólido: una plantilla preparada, un entrenador meticuloso y un modelo de juego que ya funcionó.

Si Flick consigue: recuperar la coordinación del fuera de juego, reactivar la presión alta y equilibrar el equipo en cada fase, el Barça puede volver a ser un equipo tan espectacular como seguro.

Sezione: Primer equipo / Data: Dom 16 noviembre 2025 a las 12:00
Autore: Stefano Bentivogli
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