Lamine Yamal deslumbra en su partido número 100 con el Barça, pero su excesiva carga preocupa

Lamine Yamal eligió el mejor momento posible para firmar una de sus actuaciones más legendarias con la camiseta del FC Barcelona. En su partido número 100 como profesional con el primer equipo, y nada menos que en unas semifinales de Champions League ante el Inter, el joven de 17 años se echó el equipo a la espalda para rescatar un 3-3 que mantiene viva la esperanza blaugrana de llegar a la final.

Con el Barça perdiendo 0-2 y completamente desbordado, Lamine Yamal se convirtió en un vendaval ofensivo. Marcó un gol digno de cualquier compilación histórica, rozó el segundo con un disparo al larguero y desquició tanto a la defensa interista que le terminaron haciendo marcajes triples. Ni aun así lograron pararlo.

En el descuento volvió a estrellar la pelota en el travesaño con una vaselina imposible. La exhibición fue de tal calibre que parecía salida de un videojuego. Que lo hiciera con solo 17 años, en su centésimo partido, es simplemente milagroso.

El problema: juega demasiado

Pero detrás de lo asombroso hay una realidad preocupante: Lamine Yamal está jugando demasiado fútbol para su edad. Su actuación ante el Inter no solo marcó su partido 100 con el Barça, sino que eleva a 119 sus apariciones en total entre club y selección.

Durante la pasada temporada, jugó 2.957 minutos como titular habitual con tan solo 16 años. Esta campaña, ya acumula 4.021 minutos con el Barça. Si a eso se suman los 1.304 minutos con la selección española (19 partidos), Lamine ha disputado 8.282 minutos oficiales con solo 17 años.

Ni siquiera tuvo un descanso entre temporadas: jugó la Euro 2024 con España en verano, en lugar de gozar de una pausa regenerativa.

Una necesidad que roza el riesgo

Flick sabe que no tiene otra opción. Lamine Yamal no solo es el mejor extremo del equipo, sino también el más desequilibrante y determinante. En partidos clave, no hay un reemplazo de su nivel, y el técnico alemán necesita alinearlo en cada encuentro importante.

Pero el riesgo es evidente: lesiones, sobrecarga muscular, e incluso el temido burnout mental y físico pueden afectar su progresión. La historia del fútbol está llena de talentos precoces cuya carrera se vio truncada por una mala gestión de la carga.